Escritos,  Lecturas

Eclipse

Un día cuando más brillaba el sol, desapareció. De repente, la fría y desapacible noche. No la esperaba. Era un inclemente anochecer sin estrellas en el firmamento, sin la cálida luz de la luna en el horizonte. Era una clara oscuridad, una condena que no trajo el amanecer. No había luz, no había sol ni luna. Una cerrada negrura sin fin, un fiero eclipse que no se extinguía. Una ceguera tenebrosa. Una noche, que no acaba, donde reinan las tinieblas. Es una locura aventurarse a buscar el camino de vuelta.

 

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