Entrelazando
No quiero acabar. Es mejor un punto y seguido. O mejor aún seria comenzar por el final, porqué acabar conlleva haber llegado a alguna parte, un fin, alejarse, ser fugitivo de tus decisiones anteriores sin un billete de vuelta para enjuiciar el presente. No sabia que iba a pasar, ni intuía todo lo que iba a cambiar. Lo aprendí después, al llegar cerca del final de esta historia, de estas pocas líneas escritas después de 29 meses para entender, para aceptar y superar el triste coloquio con la depresión, cuando mi quieta sombra era la luz, cuando el silencio estaba clavado en mis nublados ojos e invadía mi mirada de pena. Es una historia que no quiero acabar. No quiero que acabé, olvidarla, pasar página. No quiero un ganar o perder, ni fracasar o triunfar. Ni volver a repetir historias con un mismo final. No es mejor comenzar un final que nunca acabe. Y en esa misteriosa lógica, en ese caos que se antepone al final, renunciar a encontrar una respuesta para toda pregunta. Ahora, ya sabes que de la revuelta nace la paz, de la oscuridad, la esperanza, y de la soledad…el nunca más.